miércoles, 6 de octubre de 2010

Principales usos

Se empleaba para animar las fiestas o bailes a principios del siglo pasado (años '10 y '20). En vez de la pianola, se colocaban discos en la vitrola y se bailaban piezas musicales que provenían de distintos países del mundo. De este modo, mucha gente que jamás en su vida había asistido a la ópera o al teatro pudo conocer música que antaño era propia de la clase alta, como la ópera; nuevos estilos de música como el Charleston y el Jazz en los años '20 y novedades que llegaban desde países lejanos o exóticos.





Perspectivas a futuro

Estos instrumentos permanecerán en museos o en manos de coleccionistas particulares. Actualmente una vitrola a cuerda en buen estado fluctúa entre los US$ 150 y US$ 1.000. Las mejores vitrolas fueron fabricadas en los años '10 y '20 por firmas como la Victor, la Columbia, la Brunswick o la Decca. En los años '90 aparecieron en el mercado réplicas de las antiguas vitrolas de bocina, que lucen como nuevas, pero cuya calidad y durabilidad es pésima. Por esta razón, es siempre conveniente tratar con anticuarios serios al momento de adquirir una vitrola a cuerda.



miércoles, 22 de septiembre de 2010

Historia de la Vitrola

El primer instrumento capaz de grabar y reproducir la voz humana fue el fonógrafo a cilindros de Edison. Inventado en 1877, el fonógrafo empleaba cilindros de cera como soporte para grabar el sonido. Si bien Edison concibió éste invento como una máquina de dictado –para la oficina y el despacho–, a contar de 1890 se comenzaron a instalar fonógrafos operados con monedas en salones de música y en parques de exhibiciones. Por un centavo, se podía escuchar una grabación de cilindro con una pieza musical de moda, por ejemplo, una polca o una marcha. Durante la década de 1890 se comenzaron a vender fonógrafos a cuerda para su uso doméstico, como un "instrumento musical". Su inconveniente principal era la forma de producir los cilindros. Cada cilindro debía ser grabado uno por uno; además los cilindros se iban desgastando con el uso. E. Berliner patentó, en 1888, su Gram-O-Phone o vitrola que empleaba discos planos (de 78 RPM) como soporte para la grabación del sonido. Estos discos tenían la ventaja de que se podían producir en masa, mediante el uso de matrices obtenidas desde una única grabación maestra en cera. Además, al prensarse los discos sobre un material más resistente –similar a la baquelita–, no se gastaban con el uso, a diferencia de los cilindros. La popularidad del Gram-O-Phone o vitrola comenzó a superar la del fonógrafo a cilindros. Además, los mejores tenores, sopranos, bandas de bronces y músicos en general de Europa y América comenzaron a impresionar una vasta colección de discos para ser escuchados en las vitrolas. Habían vitrolas para todos los gustos. Hasta 1910 solían tener una enorme bocina, poco estética, inapropiada para los salones elegantes. A contar de esa fecha, las grandes firmas como la Victor, la Columbia, la Brunswick y la Decca producían vitrolas de mueble para el salón, y de maletín o portátiles para los viajes en carruaje, automóvil o tren.
Hasta la década de 1920 la vitrola a cuerda fue el instrumento más popular para la reproducción de discos musicales. Sin embargo, el invento de la radio, el micrófono y la amplificación electrónica a tubos hacia 1925 permitió el desarrollo de una nueva tecnología, que poco a poco fue reemplazando a la antigua vitrola: se trataba de los combinados radio–fonógrafo electrónico, de mueble, cuya calidad de sonido era muy superior a la obtenida de forma acústica. La invención de los discos de vinilo, de 33 y 45 RPM en 1949, remachó la liquidación final de la vitrola. Las últimas vitrolas fueron fabricadas a principios de 1930, pero especialmente en los campos y en las zonas rurales, este instrumento continuó su vigencia hasta bien entrada la década del 60.